Una montaña complicada de descender

 España forma parte de la Unión Europea y esto implica que, en ocasiones, se tengan que cumplir ciertas recomendaciones para mejorar la sociedad de los países que la forman. 


En el ámbito que nos concierne, la educación, España siempre ha estado en las últimas posiciones, obteniendo malas puntuaciones en diversos indicadores, por lo que nuestro país necesitaba un cambio. Hace aproximadamente 10 años, Europa estableció una estrategia de crecimiento a llevar a cabo entre los años 2010-2020 con el que se pretendía obtener una disminución del fracaso escolar. En ella se proponía disminuir el abandono escolar a un 10%, entendiendo como fracaso escolar aquellas personas que abandonan los estudios antes de terminar estudios superiores. Dentro de este plan de acción, destacan algunos objetivos realmente interesantes como por ejemplo el uso de la formación profesional como un instrumento para un nuevo modelo de crecimiento económico, una educación pública y para toda la sociedad, becas y ayudas para el estudio. Estos objetivos, desde mi punto de vista, son realmente importantes para nuestro sistema educativo, ya que permiten llegar la educación a mucha más gente, incluso si éstos no tienen recursos para permitirse tener un alto nivel de estudios.


Pese a todos los esfuerzos puestos por mejorar los indicadores, España ha bajado puestos respecto al resto de países europeos. 



Analizando los resultados que ha obtenido respecto al plan de acción educativo del fracaso escolar, éste ha pasado de un 30% en 2010 a un 17% en 2019. Obviamente, lejos de los resultados esperados por la Unión Europea, pero deberíamos sentirnos orgullosos de haberlo disminuido casi a la mitad. Aunque muchos piensan que es todavía una cifra muy elevada, hay que tener presente la tendencia descendente que presenta  la curva. 

Esto quiere decir que si seguimos trabajado y esforzándonos como hemos estado haciendo estos últimos años podremos mejorar estos datos y llegar a alcanzar la meta marcada por la Unión Europea. 

En la segunda gráfica que se presenta, se puede ver que la tendencia a medida que se acerca el 2019 cada vez tiene menos inclinación, por lo que muy probablemente los años que se presentan por delante serán duros y costará cada vez más conseguir que el fracaso escolar sea menor.


Obviamente, esto no es solo cosa de los educadores, pero si damos todo lo que está en nuestra mano para que esto mejore, igual conseguimos un cambio sustancial.



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